PABLO ESCOBAR. ADMIRADO U ODIADO EN COLOMBIA

Septiembre 30, 2024

PABLO ESCOBAR. ADMIRADO U ODIADO EN COLOMBIA

PABLO ESCOBAR, ADMIRADO U ODIADO EN COLOMBIA  Por: Jaime Rincón

No es un secreto que Pablo Escobar es tal vez el personaje colombiano más conocido en el mundo y es lo primero en que muchos piensan cuando se menciona a Colombia. Su historia es fascinante y sobre ella se han escrito libros y se han hecho películas, series y documentales, pero ¿qué piensan los colombianos sobre eso?

Antes de hablar sobre el concepto de Pablo Escobar que tienen los colombianos, hagamos un breve resumen de la vida de este personaje, por si no la tienes clara.

Pablo fue el líder de una organización de narcotraficantes conocida como El Cartel de Medellín, que se dedicaba a exportar cocaína hacia USA y otros países en los años desde finales de los 70’s y comienzos de los 90’s hasta encontrar su muerte en el año 1.993. Cuando empezó a traficar drogas, ya tenía una amplia “carrera” criminal, basada en robo de motocicletas, carros, bancos y posteriormente, contrabando de licor y cigarrillos.

Cuando El Cartel domina el mercado de la cocaína, amasa una fortuna tan grande que se dice que fue el hombre más rico del mundo. Esto le permitió comprar toda clase de lujos, propiedades, excentricidades y hasta gente. Compró gran parte del gobierno, policía y medios de comunicación colombianos para usarlos a su favor.

También compró gente y es por eso que se sabe de supuestos favores y regalos que le hacía a las comunidades pobres de la ciudad de Medellín, como el barrio Pablo Escobar, ubicado en la montaña del centro oriente de la ciudad donde construyó cientos de casas que fueron dadas a familias pobres. También fue responsable de la construcción de canchas deportivas y de apoyar diversos proyectos en los barrios de Medellín y Envigado, el pueblo donde creció y que hace parte del área metropolitana de Medellín.

Hasta ahí todo suena bien y esta es la parte de la historia que se resalta en muchas de las series e historias que se cuentan por todo el mundo, pero esta era apenas una estrategia para ganarse el apoyo y protección de la gente que quedaba en deuda con él. Por ejemplo, muchos hombres jóvenes que recibieron sus favores, fueron forzados a tomar un arma y una motocicleta y hacer parte de su ejército de asesinos, sus sicarios. Muchos obligados y otros simplemente atraídos por el dinero, que era abundante y detrás traía poder, lujo y mujeres.

Muchas chicas fueron tomadas para su colección de muñecas, que por tener citas con el narco, recibían regalos costosos y grandes sumas de dinero. La ambición se apoderó de los barrios de Medellín y se creó una cultura del dinero fácil y el olvido total de los valores humanos; no importaba la vida ni la dignidad, mientras los bolsillos estuvieran llenos.

Así se empezaron a presentar guerras de pandillas y tiroteos a diario, debido a la competencia por escalar en la organización criminal. Los muertos quedaban fuera y los sobrevivientes escalaban un peldaño más.

La ambición de Pablo no tenía límites y quiso ser el presidente de Colombia para tener el control total. Esto lo hizo iniciar una carrera política, donde a punta de sobornos, ganó un puesto en el congreso de la república en 1.982. Parecía un gran plan, cuando en realidad fue su más grande error, pues al aparecer un desconocido en el congreso, los demás políticos investigaron de dónde había salido este personaje y con qué dinero financió su campaña, lo cual hizo que descubrieran que entre ellos había un narcotraficante.

Así Escobar pasó de ser un congresista que apoyaba proyectos sociales en Medellín, a un criminal buscado por la justicia y la persecución comenzó.

Además, en la ciudad de Cali se formó otro cartel que quería las ganancias de la droga y esto desató una guerra a muerte entre los mafiosos de Medellín y de Cali. Los asesinatos se incrementaron y aparecieron los carro-bomba.

El poder de los narcos era inmenso y prácticamente hacían lo que les daba la gana en el país, así que la herramienta que tuvo el gobierno para asustarlos fue el llamado “tratado de extradición” con USA, que consistía en mandar a cualquier narco capturado en Colombia a una prisión en USA, pues también eran requeridos por la justicia de ese país. Eso no les gustó a los hombres del cartel de Medellín y decidieron declararle la guerra a Colombia, poniendo ahora sus carros-bomba en lugares públicos con el fin de matar civiles, como una forma de presionar al gobierno para que cancelara la extradición. Además, sus sicarios asesinaban a todo aquel que fuera contrario a ellos; mataron jueces, ministros, candidatos presidenciales, y a los civiles que ni tenían que ver en el conflicto.

Este fue un período de violencia sin límites que tuvo su pico entre 1.988 y 1.990. En varios lugares de Colombia, pero sobre todo en Medellín, se vivía bajo fuego y a diario, además de las balaceras en las calles, sonaban las bombas que apagaban las vidas de decenas de personas cada vez. La muerte nos respiraba en el cuello en todo momento a los habitantes de Medellín, que teníamos que estudiar o trabajar y tratar de llevar una vida en medio de esta guerra.

A finales de 1.990 la situación se le complicó a Escobar, cuando se eligió como presidente a César Gaviria, a quien había intentado matar explotando un avión en pleno vuelo, donde se suponía iba a viajar el candidato, pero que a última hora no abordó. Gaviria formó un grupo élite de policía para perseguir a Pablo y con la tecnología e inteligencia de la DEA y CIA, iniciaron grandes operativos donde arrestaron o acabaron con las vidas de varios miembros del cartel.

Pablo se sintió rodeado e hizo un trato con el gobierno, donde se entregaba a la justicia con la condición de que le permitieran construir su propia cárcel, con el argumento de que ir a una prisión normal lo pondría en mucho peligro. El gobierno aceptó y así Pablo construyó su famosa cárcel llamada “La Catedral”.

Él mismo la diseñó y la mandó construir en el lugar que mejor conocía en el mundo, la montaña de Envigado, al sur de Medellín. Controlaba a los guardias y nadie, ni siquiera el gobierno, podía entrar allí sin su permiso. Incluso las únicas imágenes que se dieron a conocer de “La Catedral”, fueron fotos tomadas a cientos de metros de distancia y de esa forma, sí, lucía como una cárcel.

En 1.991 se mudó allí con otros hombres de confianza y para los inocentes colombianos, todo parecía bien, hasta que la verdad se fue conociendo:

Se publicaron fotos de celebridades en fiestas dentro de “La Catedral”, que hasta tenía discoteca. Futbolistas profesionales se vieron jugando con Pablo en su cancha profesional de fútbol. Se supo que parte del trato era confesar delitos a cambio de una rebaja de pena, y aunque lo que confesó era mínimo y ni siquiera reconoció los asesinatos, su pena quedó en 5 años. Además, exigió cambiar la constitución política de Colombia para que se prohibiera la extradición de colombianos al exterior.

Colombia se dió cuenta que todo era un teatro montado para que el narco evitara la cárcel en USA y tras vivir 5 años en su mansión de “La Catedral”, quedara libre e impune. Por eso la prensa y la gente ejercieron gran presión para que el gobierno corrigiera su error y finalmente en 1.992 decidieron trasladar a Pablo a una prisión de verdad.

Al mismo tiempo que esto pasaba, se iniciaba una guerra interna en el cartel de Medellín, pues Pablo les exigía a sus socios que le pagaran una especie de impuesto por la droga traficada, a pesar de que él ya no estaba “trabajando” como antes. Las diferencias fueron tan fuertes que dejaron varios narcos de alto nivel muertos, incluyendo a los señores Galeano y Moncada, quienes fueron asesinados dentro de “La Catedral” y parte de sus cuerpos fueron servidos en platos para que otros narcos los comieran en un asado, sin saber de lo que se trataba. A este grado de locura llegó Pablo Escobar.

Tanta presión, hizo que el capo se fugara de su prisión de lujo y quedara de nuevo en la clandestinidad, pero a diferencia del pasado, no contaba con tanto dinero, ni gente, ni poder; las cosas se le ponían cada vez más difíciles.

Finalmente, el 2 de diciembre de 1.993, un día después de su cumpleaños 44, fue encontrado en una casa al occidente de Medellín, donde fue rodeado y finalmente cayó muerto, tratando de escapar por el techo de la casa. La versión oficial dice que un oficial de policía le disparó y la versión de su familia dice que se suicidó al verse rodeado, en cualquier caso allí terminó la vida del mítico capo del narcotráfico.

Volviendo a nuestro tema, y ahora sabiendo todo lo que causó Pablo Escobar en Colombia y especialmente en Medellín, ¿cuál cree usted que es el concepto de alguien que vivió esa época sobre este personaje? ¿será que Colombia recuerda más las casas y las canchas de fútbol que regaló Pablo o los muertos y las bombas?

No voy a responder directamente la pregunta para que usted mismo saque su conclusión, pero le daré herramientas para que concluya:

Hoy en día en el lugar donde Escobar tenía su casa para él y su familia, que era una mansión de 8 pisos llamada “Edificio Mónaco” y que fue un símbolo del poder del narcotráfico, se encuentra un parque memorial llamado Parque Inflexión, dedicado a las víctimas del capo, que se calculan fueron 46.612 personas fallecidas. Allí no se encuentra en ninguna parte el nombre del narco, pero si los nombres de varios de los valientes que defendieron a Colombia de él y fueron asesinados y hay un muro con 46.612 agujeros, que parecen de bala y que representan a los caídos en esta guerra.

También es cierto que en las calles de Medellín se venden camisetas y objetos con la cara de Pablo y se ofrecen tours de Pablo Escobar, pero esto es una forma de aprovecharse del interés que muestran los extranjeros por el capo, no representa una admiración de los locales por el capo. La mayoría no estamos de acuerdo con esto y de hecho, en este momento el congreso de Colombia está discutiendo una posible prohibición de la venta de esos artículos.

A propósito del tour de Pablo Escobar, es algo que en Kachay Colombia no hacemos, por respeto a Medellín. Como esta es una parte importante de la historia, si visitamos el Parque Memorial Inflexión en nuestro city tour de Medellín, pero consideramos que además de innecesario, dicho tour es una estafa pues los lugares que se visitan no valen la pena.

Usted es libre de pensar como le parezca y si lo quiere, puede hacer el tour de Pablo y ponerse una camiseta con su cara, pero es bueno que sepa que para nosotros los colombianos es hablar de un período de tiempo que nos dejó dolor, traumas y mala reputación ante todo el mundo. Es inevitable que mucha gente llegue a Medellín ansioso por hablar de Pablo Escobar, pero en poco tiempo se dan cuenta de que hay mucho más acá que recordar a ese personaje. No es gratuito que Medellín sea el destino turístico número 1 de Colombia en este momento y esto se debe al trato de su gente, al arte, a lugares hermosos dentro y fuera de la ciudad, de su gastronomía, innovación, entre muchas otras cosas. Déjese sorprender por Medellín y deje atrás el estereotipo que le han mostrado los medios de comunicación.

Dejo una reflexión final: ¿Iría usted a Nueva York con una camiseta de Osama Bin Laden? ¿Iniciaría una conversación sobre Hitler estando en Israel?

 

 

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